lunes, 2 de noviembre de 2009

Stonehenge 270899



Las piedras miran. Observan calladas el paso.

Esas puertas que se abren al cielo y a la tierra cantan con voces antíguas, escuchan a los vivos con sus orejas grandes, tocan con sus dedos las almas de los muchos muertos del cementerio-templo, lugar de poder, religión y ciencia.

Y la luz de los solsticios, al atardecer, al amanecer, son gotas de luz dorada, paquetitos vibrantes de poder divino.

Toca las piedras azules, tibias como la piel de un vivo.

¿El misterio? Como siempre, dentro.

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